Chema Peralta
Chema Peralta (Madrid, 1965) pintor con larga trayectoria expone en la galería Utopia Parkway desde sus inicios y es profesor del Estudio de Arte desde el año 2013.

 

 

 

 

 

El próximo 12 de septiembre se inaugura la nueva exposición individual Casas, pueblos, tierras y campos en la galería Utopia Parkway (Calle de la Reina 11, 28004 Madrid) con motivo de Apertura ArteMadrid y podrá visitarse hasta el 8 de noviembre de 2019.

«El largo camino  de Chema Peralta  hacia el paisaje  dura ya más de una década y comienza con el ascenso a cimas de montañas que chocan con el cielo. De esta  época data un texto memorable de Enrique Andrés Ruiz,  El sol abandona las sierras  (2006), un viaje ascético y revelador que explica  lo que vendría después porque tras la difícil bajada hicieron su aparición pueblos diminutos ,  aldeas fugaces – si se permite la  expresión-  clavados en medio de una tierra y un cielo que  no son de este mundo pero que quizá un día lo fueron o lo serán. Geometría de la Meseta  (2016) tituló  esta vez Enrique Andrés Ruiz el texto de  la exposición en el  que se desvelan las claves  de este universo ficticio creado por el pintor. Chema se siente cómodo en él  y a él pertenecen estas Casas, pueblos, tierras y campos que ahora presenta, una serie de  cuadros de aparente sencillez y enorme complejidad,  que se sitúan en algún lugar  entre el poema  y el  teorema  sin que se haga visible nunca la frontera entre ambos.»

Texto de: Galería Utopia Parkway

 

Pequeños rasgos
Rafael Juárez

Siendo joven pinté un cuadro, el único de mi vida. Es más, siempre he sido un dibujante pésimo y aquella cartulina negra en la que se representaba un pueblo desierto con tizas de colores, parecía lo que era, o era lo que parecia: la zona inferior, con rayas blancas en disposición trapezoidal, que representaban cultivos en las afueras del pueblo; una franja coloreada en cada espacio, como un patchwork, en la que destacaba, en el centro, con su torre roja y aguda la iglesia, con un gran sol amarillo y circular, estampado sobre la tapia blanca; hace tiempo que no lo veo y no recuerdo bien si en la parte superior restante la falta de algunos detalles delataría que se trataba del cielo.
El cuadro está colgado en un recodo de la escalera de servicio en la casa de mis padres, desde hace cerca de cincuenta años. Está entre la inmensa habitación conocida como Siberia y la camarilla abuhardillada donde han ido a parar las figuritas de barro con esqueleto de alambre del Nacimiento, los libros de texto del Bachillerato, las llaves desproporcionadas de puertas que hace tiempo que no existen…
Por ese lugar pasa poca gente; nadie muchos días. El final del pueblo pintado no será derruirse poco a poco o convertirse en un borrón de polvo amorfo, sino segregarse en grupos minúsculos –igualmente vacíos, transparentes, callados—como los que Chema Peralta nos enseña esta tarde en la galería Utopia Parkway. Como si aquel cuadro se hubiese convertido en un espejo fragmentado.